martes, 19 de junio de 2012

Libro: "Ensayo sobre la ceguera"

Levanta hacia mí tus ojos, tus ojos lentos, y ciérralos poco a poco conmigo dentro.
Gerardo Diego



He leído, hace ya algún tiempo (2011), “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago.

Me ha venido el libro a la cabeza debido al período de incertidumbre que estamos atravesando, en general, dentro de nuestra sociedad en estos últimos momentos.

La circunstancias no se parecen en nada, pero en algo se asemeja la sensación de vacío, la incertidumbre y la constante pregunta de ¿hacia dónde nos dirigimos realmente?.

Afortunadamente para nosotros, el libro plantea una situación extrema, con el objetivo de poder así analizar mejor el comportamiento humano (o lo que para Saramago sería dicho comportamiento).

Es tan deprimente, que te hace sentir bien. Si, es curioso. Pesimista a más no poder, cuando levanto la VISTA del libro y VEO todo a mi alrededor, mi vida y mis cosas y mi familia y la luz, te hace sentir bien y dar gracias por no vivir la situación que viven los personajes.

Me decidí a leerlo porque vi una entrevista suya. Me dio la sensación de que era un viejecito encantador, bueno, bastante poco creyente en la condición humana pero muy dulce y sincero. Su filosofía, sus ideas eran las de un hombre mayor que habla sin intentar convencerte, solo dice lo que piensa y si te parece bien o mal no es lo importante. Es la paz que dan los años, el sosiego y la calma en las convicciones cuando uno se supone que ya ha visto casi todo en esta vida. No como aquellos que intentan (o intentamos, porque a mi a veces me ocurre), convencer a los demás con nuestras maravillosas argumentaciones de lo que creemos y decimos como si fuese la verdad más absoluta.

Me transmitió mucha paz y esa calma me decidió a leer su libro, pura filosofía de la condición humana, para acercarse un poco más a lo que somos, a nuestras posibles reacciones ante las dificultades, nuestro desconcierto ante lo que desconocemos, que nos asusta y cuando nos sentimos acorralados, nos volvemos violentos y fieros, como animales que somos.

Sin alimento, higiene y sin el sentido, tal vez más importante que tenemos, la vista, la degradación llega al límite absoluto. Incapaces de ver por los ojos, ni con su corazón, los hombres se arrastran, deambulan, perecen y cometen las mayores atrocidades, hasta el punto de que quien sí es capaz de ver, desea perder esa facultad, porque no puede soportar tanta barbarie, tanta inmundicia, tanta inhumanidad.
A pesar de su crudeza 100% recomendable su lectura.... no olvidemos además que se trata de un premio Nobel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario